Analistas evalúan que es inevitable hacer rectificaciones en la economía

Hay que “sincerar el precio mínimo de venta de la gasolina a su verdadero costo y asegurar la distribución adecuada para la venta de todos los productos que satisfagan las necesidades básicas”, plantea el economista Luis Matos. En opinión del investigador Víctor Álvarez, el país entero “clama por un gran acuerdo nacional” que permita superar la escasez, acaparamiento y especulación
Los resultados de las elecciones del 6 de diciembre, que le dieron una mayoría calificada a la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con 112 curules, frente a los 55 logrados por los candidatos del Gran Polo Patriótico (GPP), abren una nueva discusión sobre el destino político y económico de la nación. El Correo del Orinoco consultó a diversos especialistas, quienes avizoraron escenarios contrastantes y aportaron ideas para el debate.

Coincidiendo con las palabras que dijera en transmisión conjunta de radio y televisión el presidente Nicolás Maduro, minutos después que la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, ofreciera el primer balance,  el economista Luis Matos asegura que en las parlamentarias “ganó la guerra económica” y aunque la historia pudiera indicar que la oposición ganó la batalla, para él “la guerra continúa”.
En su criterio, “aún quedan batallas” que ya han sido preanunciadas por voceros opositores, “incluyendo un posible revocatorio al Presidente de la República”, y seguramente otras relacionadas con los salarios, beneficios, estabilidad, cargas y horarios de trabajo, servicios de salud y enseñanza a las y los venezolanos.
“Mientras Fedecámaras y sus allegados consideren que no les están complaciendo sus exigencias, continuará la escasez en algunos productos, pero esta misma semana aparecerán otros como el azúcar en una gran cadena distribuidora de alimentos, con paquetes no precisamente recién elaborados, ni mucho menos azúcar artesanal, sino la que ya conocemos desde hace décadas, con su mismo envoltorio de siempre”, avizoró.
Asimismo, argumentó que “los precios seguirán aumentando, aunque mostrarán una aparente moderación, pero compensada para ellos por las posibles bajas de salarios y mermas en las nóminas, despidos directos o disfrazados por cese de labores de empresas que realmente abrirán luego con nombres y propietarios legalmente diferentes”.

VALOR INESTABLE

El valor de la moneda en ese tipo mercado, acota, “jamás sería estable”. Si lo fijan o lo ponen muy alto, según la situación que crean estar recibiendo, analiza, “en poco tiempo tendrían que modificarlo”, respondiendo a sus propias costumbres y a lo que diga el mercado mundial, “que es quien realmente los va a mandar, y todos, incluso ellos, trabajaremos para aquellos”.
Liberar los precios en todos los bienes y servicios como han planteado algunos especialistas, en criterio de Matos, “es entrar directamente en el más antiguo y atrasado liberalismo que ya no existe, ni siquiera en los países del Norte”.
Aduce que tal liberación seguramente incluirá los montos de los salarios y cualquier ingreso y/o beneficio de las y los trabajadores, aspecto comentado por algunos voceros opositores que anticiparon una derogación de la Ley Orgánica del Trabajo.

DOLARIZACIÓN PELIGROSA

Por otra parte, estima que la dolarización de la economía asomada antes de las elecciones por algunos opositores, quienes incluso hacían alusión a lo exitoso que fue este proceso en Ecuador, no sería conveniente para Venezuela.
“Al dolarizar, estarían perdiendo la posibilidad de devaluar en momentos difíciles”, justificó. En Europa, ejemplifica,  a finales de la década pasada, Islandia y Grecia comenzaron a sufrir graves problemas económicos que afectaron sus sistemas financieros.
“Ambos países acudieron a consejo y ayuda a diferentes entes económicos, y entre las recomendaciones, la más necesaria, según expresaran los enviados del FMI, fue implantar una devaluación de su moneda. Islandia lo hizo y tiene una buena situación hoy, Grecia no pudo porque estaba en la zona euro, y cayó en el caos actual”, reseñó.
Luis Matos

SINCERAR PRECIO DE GASOLINA

Matos indica que “si en la nueva Asamblea Nacional llega a predominar el interés económico del país antes que el privado de los empresarios e industriales, y si logran pensar en la economía como la ciencia de la escasez, y no simplemente como un sistema de administración de empresas, bienes y servicios, la misma pudiera estar capacitada para resolver nuestros problemas, al menos parcialmente”.
Entre las tantas acciones que se deberían tomar, el experto hace referencia a dos que, a su criterio, son sumamente importantes: “Sincerar el precio mínimo de venta de la gasolina a su verdadero costo y asegurar la distribución adecuada para la venta de todos los productos que satisfagan las necesidades básicas”.
Pero afirma que aprobar tales medidas, e incluso proponerlas, “les costará tanto y les será tan difícil de confrontar con lo que reciban como pagos y como órdenes, que tampoco podrán hacerlo satisfactoriamente”, aún si lo intentasen de buena voluntad. “En liberalismo, que es lo que nos anticipan, eso no funciona porque quien manda es el mercado, con su oferta y su demanda”. Además, señala que “es necesario insistir en mantener el sistema de cuotas de producción de petróleo en la OPEP, y seguir fielmente en esa organización”.

SITUACIONES DIFÍCILES

El gran problema del Ejecutivo de izquierda, destaca Luis Matos, es que la ahora Asamblea derechista tendrá mayoría absoluta y podrá cambiar incluso decretos. “El país pudiera llegar a situaciones muy difíciles que no quisiera aventurar a predecir, pero que la historia me dice lo que ha sucedido en cada situación en su momento”, reflexionó.
Señala que aunque en condiciones políticas, económicas, geográficas y culturales muy diferentes, Paraguay vivió esa experiencia durante el mandato del presidente izquierdista Fernando Lugo, donde el conservador Partido Colorado y la derecha del país ejercieron un boicot económico, solicitando su renuncia y violando en su formato su propia Constitución con un golpe de Estado.
En Venezuela, contrasta, muchas cosas son totalmente diferentes, en especial, “ese billón y medio de barriles de petróleo que son la verdadera causa de las movilizaciones, mucho más allá de la democracia para la cual pide apoyo la Senadora Hillary Clinton”. También sucedió algo similar en Ecuador, relata, cuando asumió el presidente Rafael Correa, “pero allá la derecha no obtuvo esa mayoría absoluta de nuestras elecciones el domingo 6”.

SEGUIRÁ LA GUERRA ECONÓMICA

En tanto, el economista Alexander Kórdan, estima que con la instalación de la nueva AN, el panorama económico venezolano para el año 2016 no distará mucho del que hasta ahora hemos tenido. “El escenario de guerra económica se sostendrá después de las navidades, acusarán al Gobierno de no cooperar en cambiar las políticas económicas que los nuevos parlamentarios burgueses exigen a Nicolás Maduro”, advirtió.
Para el mencionado periodo visualiza situaciones muy variadas: “Alternancia de escasez con abastecimiento, hoy habrá mañana no, zozobras y más zozobras, seguirá la persistente la política de elevación de precios en consonancia con la escasez sincronizada”. Pondera que la política será “continuar con la economía de guerra”.
De esta manera, según el profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) e instructor de Cooperativismo Comunitario radicado en el estado Zulia, “la inflación y el desabastecimiento se mantendrán hasta llegar al referendo revocatorio de Nicolás Maduro como carta de triunfo”.
Alexander Kordan

ACCIONES PREMEDITADAS

Lo que dirige la denominada guerra económica, en su criterio, “son acciones premeditadas de carácter político”. A ese respecto, menciona que la burguesía, en su afán de atacar al Gobierno, aplica “perversamente” una política económica sin fundamentos, que abarca desde la puesta en circulación del dólar negro, a través de Dólar Today, hasta el desarrollo del bachaqueo inducido y el acaparamiento, lo cual hace que “triunfe la política sobre la economía”.
Además de la liberación de precios, evalúa, otro de los objetivos esenciales de esa política económica burguesa es la liberación del tipo de cambio: “Pretenden unificar el tipo de cambio bajo una situación derogatoria de regulación de precios, es decir, de la Ley de Precios Justos”. Mediante la liberación de precios, aclara el especialista, estos grupos “se surten de bolívares para comprar dólares al capital comercial e importador a expensas de los sacrificios sociales de los trabajadores”.
La situación será complicada, precisa, pero “lo más crítico” va a ser la confrontación entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo: “La situación que viene podemos mirarla políticamente en la Tesis de Abril escrita por Lenin. Se enfrentarán dos modelos políticos y económicos, dos visiones de mundo, una que defiende los intereses nacionales y otra que defiende los intereses propios”.

DIFICULTAD PARA LEGISLAR

Señala que desde la Asamblea “van a hacer de todo para para forzar leyes que beneficien al capital privado” y, frente a ese dilema por el poder, “los nuevos parlamentarios burgueses crearán un escenario de confrontación que tendrá que dirimirse en el Poder Judicial, de lo contrario queda la calle para el chavismo, para obligar el retroceso de los parlamentarios burgueses”.
A estos no le resultará fácil legislar -esgrime- aunque su tarea en sí misma “no será legislar”, puesto que “legislar es un acto de soberanía, pero ellos no reconocen al soberano”, por tanto, “sus acciones se orientarán a derribar las leyes que les incomodan, creando impases legales y polémicas constitucionales”.
Esta realidad, según el catedrático, “frenará el progreso del país y los avances sociales se verán detenidos”. Asimismo, manifiesta que la nueva Asamblea Nacional puede crear leyes que estimulen al capital privado, siempre y cuando estas no coliden con las Leyes de la República. Asegura que el Plan de la Patria “es una referencia legal y constitucional para el chavismo”, porque es el programa dos veces aprobado por el pueblo, por ende, considera que “no será fácil para la oposición arremeter contra éste”.

GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL

En opinión de Víctor Álvarez, economista e investigador del Centro Internacional Miranda (CIM), el país entero “clama por un gran acuerdo nacional” que permita superar los graves problemas de escasez, acaparamiento y especulación que azotan a la población. Por eso, la oposición que estará en la AN a partir del 5 de enero “tiene que evitar que su euforia se desboque y, en lugar de facilitar la reactivación de la economía, embarquen al país en el desgaste de un referendo revocatorio”.
Eso agravaría la “inercia gubernamental”, según el analista, “toda vez que el oficialismo se enfocaría en mantenerse en el poder y pospondría una vez más la adopción de las urgentes medidas económicas que se requieren”. Aun cuando la “inacción del gobierno” facilite el triunfo de la oposición, indica que ésta recibiría un país a las puertas de una crisis de gobernabilidad. Por lo tanto, “la oposición tampoco podría gobernar en un clima de paz social”.
Una postura sensata de ambas partes, discierne, llevaría a retomar el diálogo político para acordar un “Gobierno de Unidad Nacional”, con un programa básico que detenga el deterioro. “A la luz de este acuerdo básico para garantizar la gobernabilidad económica, el Gobierno puede evitar el desgaste que significa enfrentar un referendo revocatorio, y la oposición tiene que entender que si quiere alentar sus esperanzas e ilusiones de gobernar el país en un clima de paz social, desde ahora debe contribuir a sanear la economía”, puntualizó.

ESTRATEGIAS DIFERENTES

En su opinión, la narrativa de la guerra económica asumida por el Ejecutivo luce cada vez más agotada: “La apuesta por destruir la economía capitalista, sin haber creado antes una economía socialista eficiente y productiva, terminó siendo el atajo perfecto que desembocó en la actual crisis de caída de la producción, desabastecimiento, acaparamiento, especulación e inflación, todo lo cual tuvo un alto costo político para el Gobierno”.
Asegura que el presidente Nicolás Maduro está emplazado por un pueblo que “reclamó duro en las parlamentarias a enviar una rápida señal de rectificación”, comenzando por la renovación total de los ministros y el reconocimiento de los errores cometidos en materia de política económica que deben ser corregidos. “Si el Gobierno quiere resultados diferentes tiene que comenzar por instrumentar políticas y estrategias diferentes”, asintió.
Una Revolución, según el analista, “es un proceso de cambios rápidos y profundos, y no un largo y extenuante camino de ensayo y error, de marchas y contramarchas que van minando al paso del tiempo la esperanza y la confianza de la gente”. Admite que gracias a la inversión social de la renta petrolera, en Venezuela se lograron importantes avances en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, pero a su parecer, “esto quedó prendido con alfileres”. Bastó que colapsaran los precios del petróleo y que la renta se desplomara para que la escasez, el acaparamiento y la especulación se recrudecieran, contextualizó.
Esa situación demuestra que “una revolución social sin una verdadera revolución económica, es una revolución insostenible e inviable”.  Para el experto, ninguna persona es realmente libre si no tiene la existencia material garantizada. “Los trabajadores que todos los días necesitan llevar comida a la mesa de su casa, preferirán ser asalariados en una empresa capitalista, que hambrientos desempleados anotados en una lista de espera en los portones de las empresas públicas, ministerios, gobernaciones y alcaldías”. Por ello, la factura que el gobierno tuvo que pagar por este “cansancio y malestar” en las elecciones parlamentarias “fue muy cara”, subrayó.

MEDIDAS URGENTES

El experto enfatiza que hay que adoptar, sin más retrasos, una serie de medidas para “corregir los desequilibrios macroeconómicos y reactivar el aparato productivo”. Según sus apreciaciones, habría que comenzar por “sincerar el precio de la gasolina, unificar el régimen de cambios múltiples y flexibilizar los rígidos controles de cambio y precios que ahorcan cualquier emprendimiento productivo en el país”. En su criterio, no hace falta ir al FMI: “El Gobierno todavía tiene margen de maniobra para levantar los recursos que necesita y puede hacer lo siguiente”.
Otras acciones necesarias, añade, son la reducción del gasto militar, “lo que dará una clara señal de cuáles son las prioridades y creará un ambiente político favorable”, así como la sustitución de las importaciones gubernamentales por un programa de compras de lo  “Hecho en Venezuela”, que contribuyan a reactivar la agricultura e industria y generar empleo productivo.
Asimismo, piensa que se debería “recomprar los bonos de la deuda que se rematan a menos del 40% de su valor, para aliviar así el pago de capital e interés y utilizar estos mismos bonos para pagar el componente en divisas de las obras de infraestructura y viviendas contratadas a Brasil, China, Irán, etc”.
Propone, además, la adecuación de PetroCaribe a las nuevas restricciones presupuestarias, “garantizando a los países el suministro pero con cobro en divisas del 100% de la factura a 90-120 días”, ahora que los precios del petróleo están muy bajos. Dice que también se puede “cobrar con un descuento razonable las cuentas por cobrar dentro de 20 años, reprogramar los pagos de la deuda externa y sustituir pagos vencidos con nuevas emisiones”.

MODIFICAR 10 LEYES

Álvarez, quien fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencia, comenta que en el nuevo periodo parlamentario,  al menos 10 leyes se deberían “reformar y adecuar” durante el primer trimestre de 2016 “para reactivar la economía”. Esboza que una modificación de la Ley de Promoción y Protección de Inversiones, por ejemplo, permitiría “garantizar la seguridad jurídica que requiere todo aquel que vaya a arriesgar su capital en Venezuela”.
Sugiere, de igual modo, revisar la Ley Orgánica de Precios Justos, que se hizo para “flexibilizar los rígidos controles que congelan el precio del producto final, pero deja liberados los costos de las materias primas, insumos, fuerza de trabajo, etc., provocando pérdidas que desestimulan la producción”.  También considera prudente redimensionar la Ley del BCV, “para retomar el espíritu original de los mandatos constitucionales en cuanto a la autonomía del BCV en la emisión de dinero y el manejo de las reservas internacionales”.
En cuanto a la Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología, estima que una reforma de la misma haría que las empresas “puedan invertir directamente sus aportes en el financiamiento de proyectos de modernización e innovación tecnológica y llevar productos buenos y baratos al consumidor”. Modificar la Ley de Concesiones, agrega, brindaría la posibilidad de “estimular la inversión privada en la repotenciación de las zonas industriales carentes de los servicios básicos que requiere la actividad manufacturera”.
Otra normativa que, de acuerdo con el exministro de Chávez para Industrias Básicas y Minería, debe revisarse es la Ley de la Pyme, “cuya reactivación requiere incentivos arancelarios, fiscales, financieros, suministro de insumos básicos, asistencia técnica y fortalecimiento de las capacidades tecnológicas”. Reformar la Ley de Compras Gubernamentales, agrega, daría oportunidad de “reorientar las importaciones públicas hacia las compras gubernamentales que prioricen lo hecho en Venezuela”.
El analista piensa que si se modifica la Ley de Repatriación de Capitales, se puede “extender el beneficio de estos incentivos a la inversión en la agricultura y la industria de los capitales de origen venezolano que se encuentran depositados en el sistema financiero internacional”. En tanto, un reordenamiento de la Ley del INCE llevaría a “repotenciar los centros de capacitación productiva y formar el personal técnico calificado que requiere la reactivación del aparato productivo nacional”. Finalmente, dijo que urge una adecuación de la Ley del Trabajo “que sustituya la estabilidad absoluta por la estabilidad numérica y erradique el ausentismo y relajamiento de la moral del trabajo en las empresas públicas y privadas”.

SIN CAMBIOS INMEDIATOS

Para el director de Econométrica, Henkel García, con la elección de las nuevas diputadas y diputados, en el corto plazo, el panorama económico del país tampoco cambia “prácticamente en nada”, aunque piensa que “podría cambiar si el Ejecutivo comprendiera el mensaje de la gente a través del voto”.
El analista e instructor en finanzas insiste en que estos “no son ciudadanos engañados”, sino venezolanos que de una u otra forma “quieren un cambio”, porque lo que les afecta es una dura realidad que hoy viven sus hogares. “Lo sensato sería un viraje de la economía, y eso, por ahora, no está planteado, cosa que preocupa porque estamos en un grave crisis que todos los días empeora”, advierte. La AN, en su criterio, no puede aportar mucho en lo económico sin una disposición clara a rectificar por parte del Ejecutivo. “Puede ejercer presión, ofrecer cambios en materia legal, pero la ejecución de las medidas debe venir por parte del Ejecutivo, valga la pertinente redundancia”, acota.
García no cree que la oposición haya ofrecido explícitamente acabar con la escasez y las colas, al menos en el corto plazo. Lo que sí ofrecieron, refuta,  “fue un cambio en la manera de hacer política, leyes más discutidas, o modificar aquellas que hoy no cumplen su objetivo”. En tal sentido, considera que las nuevas diputadas y diputados “pueden colaborar” para encontrar soluciones a la crisis económica, pero eso “será imposible si el Ejecutivo no quiere rectificar”.

NO FUE LA GUERRA ECONÓMICA

Según el experto, está más que claro que lo económico jugó un rol fundamental en el triunfo de la oposición y se impuso sobre lo político. “No fue una guerra económica, nunca lo fue; el concepto de guerra económica es algo que lleva más de 3 años en la opinión pública y es una simple excusa para evadir responsabilidades”, precisó.
Lo económico, esgrime, “estaba siendo muy mal llevado”, y por tanto, la debacle estaba cantada. Incluso, señala que hasta muchos economistas afines al Gobierno lo advirtieron: “El mismo Rafael Ramírez trató de llevar adelante ajustes económicos y terminó fuera del gabinete”.
En su criterio, “ya no hay espacio para cambios tímidos”, dado que la gravedad de la situación lo imposibilita. “Pienso que lo que debe hacer la AN es sugerir la aplicación de una reforma, ayudar en delinearla, ofrecer gobernabilidad en el período de ejecución y facilitar el marco legal de las decisiones necesarias”. Afirma que desde Econométrica siguen insistiendo en que hay que desmontar los controles “que hoy tienen prácticamente paralizada la economía”, y que esta medida debe ser acompañada de subsidios directos y temporales para aliviar la carga del ajuste.

NADA NUEVO

De acuerdo con García, el plan de reforma que necesita Venezuela no representa ninguna novedad, ya que otras naciones ya han pasado por ello. “Países de Latinoamérica, Asia y Europa del Este se vieron en la necesidad de realizar reformas para salir de sus crisis, muy similares a la nuestra”, contrastó. Las medidas que allí se tomaron, detalla, fueron, entre las principales, el desmontaje de controles de cambio y precios, disciplina fiscal y concentración del gasto en salud, educación e infraestructura, así como el aseguramiento de los derechos de propiedad.
En su opinión, el espíritu de la reforma debe estar en “alcanzar mayores libertades económicas”, lo que a su criterio está muy lejos de representar la completa desregularización de la actividad económica. “Una cosa es el marco legal de funcionamiento, y otra muy distinta es tener leyes que atenten contra la libertad económica”, acentuó.
Un problema adicional, refiere, es que en un ambiente de polarización se tiende a confundir conceptos. “Nada de esto se puede lograr en medio de un conflicto de poderes. Ojalá los líderes políticos de los grandes grupos se percaten de que la reforma es necesaria, muy necesaria en el corto plazo para evitar un mayor sufrimiento de los hogares”, reiteró.

FONDOS PARA EL AJUSTE

Acudir al FMI o solicitar endeudamiento, aclara el especialista, “no es tarea del Poder Legislativo, es función del Ejecutivo”, por tanto, en el caso de que lo consideraran necesario, sería Venezuela como país, “a solicitud del Ejecutivo y con la aprobación de la Asamblea”, la que lo hiciera.
Sin duda alguna, comenta, “necesitamos fondos frescos de divisas para poder realizar el ajuste”. De hecho, asevera que “tener divisas adicionales con condiciones de pago favorables incidirá en un menor impacto de las medidas de ajustes”. Pero esos fondos “no necesariamente deben provenir del FMI”, sino que pueden ser aportados por otro organismo multilateral, o incluso, de la misma China, con quien ya se tiene una alianza. “Habrá que solicitarlos a la instancia que ofrezca tanto el monto necesario como las mejores condiciones”, asintió.
El analista celebra que, el hecho de que la mayoría de las diputadas y los diputados electos sean opositores “abre una ventana de esperanza” a la inversión privada, pero para que eso se cumpla a plenitud “es necesario que el panorama político se aclare aún más”. En todo caso, señala que lo más importante es que las y los ciudadanos “quieren cambio”, y eso abre las puertas para nuevas cosas. “Sin duda ya muchos inversionistas tienen sus ojos en Venezuela a la espera de condiciones mínimas para poder invertir en el país”, recalcó.

EVITAR RADICALISMO

Alfredo Ordóñez, coordinador de la maestría en Economía Internacional de la UCV, refiere que los cambios que realice la nueva Asamblea Nacional no pueden ser tan radicales. “El deber ser es que se cree una agenda y digamos que a mediados de año, tal vez, empiece a tener un impacto lo que pueda hacer la oposición dentro de la Asamblea Nacional”, precisó.
El especialista recordó que aunque este sector adquiere un rol importante dentro del poder legislativo, “quien ejecuta las medidas económicas sigue siendo el Poder Ejecutivo”, lo que hace que haya un proceso de dinamismo que se verá reflejado a través del “choque de ideas”.  Señala que en el país hay dos modelos enfrentados, “que no son buenos ni malos, sino que son distintos”, y parte de esa “diferencia de choques” entre esos modelos genera una crisis económica.
“El modelo que se ha venido desarrollando, denominado Socialismo del Siglo XXI, es de carácter social y busca satisfacer las necesidades del pueblo, mientras que el otro modelo, que es más técnico, se va a preocupar más por que las variables macroeconómicas mantengan el equilibrio con miras a la productividad”, detalló.

SIN EXPECTATIVAS

El gran problema que tenemos en este momento, en su criterio, es que el modelo aplicado desde hace 15 años no ha llenado las expectativas de la población. “Más allá de otorgar viviendas y otros beneficios, tenemos un problema estructural, que es la productividad”, resalta.
El catedrático esgrime que Venezuela se ha convertido en un país dependiente, no solamente de la renta petrolera, sino también de las importaciones, y eso ha generado desempleo, “lo cual afecta a la población, más allá de los beneficios que se le hayan podido dar”.
El modelo socialista, añade, también ha estado muy ligado a lo que ha sido la nueva concepción de guerra económica que, a su parecer, todavía no ha sido resuelta. “Entonces la gente comienza a buscar nuevas opciones, con otro tipo de modelo”, ponderó.

TENDENCIAS REGIONALES

De acuerdo con el especialista, cada país tiene su propia realidad: “Lo que sucede en Argentina, no es lo mismo que sucede en Brasil ni en Venezuela”. Sin embargo, comenta que América Latina se caracteriza por tener tendencias. Al respecto, recordó que “a finales de la década de los 80, principio de los 90, los modelos económicos de la región tuvieron una tendencia neoliberal”.
Después del año 2000, agrega, esta tendencia comienza a cambiar para dar un giro hacia la izquierda, con una visión orientada más hacia lo social, lo ciudadano y lo humano, pero también “se impuso un radicalismo” que, en su criterio, “ha resultado tan dañino como el que surgió en los 90”.
Según Ordóñez, “pareciera que ahora la concepción de mercado vuelve a tener presencia en la región”, pero insiste en que si el radicalismo vuelve a imponerse, la sociedad latinoamericana se volcará a encontrar una nueva fórmula. “Aquí la oposición venezolana juega un papel muy importante, porque le toca demostrar que sus propuestas funcionan, si no va a generar una gran frustración”, determinó.

CONNOTACIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA

Para Jorge Giordani y Héctor Navarro, lo ocurrido el pasado 6 de diciembre tendrá consecuencias negativas para el país. “Estamos frente a una situación de una magnitud que es muy difícil que podamos, en este momento, conocer y reconocer. Lo que puede ocurrir es de unas dimensiones muy graves”, alertó Navarro durante una rueda de prensa efectuada el pasado martes en el hotel El Conde, la cual fue interrumpida por grupos que se identificaron como “poder popular de la Esquina Caliente”, quienes llamaron “traidores” a los exministros de Chávez.
El impacto de este resultado electoral tiene una connotación política obvia, según Navarro, “porque hay un cambio importante de correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional”, pero también económica. En tal sentido, señala que es momento de tomar un conjunto de medidas que den una indicación clara de que hay intenciones de rectificar. “Si no hay una voluntad política clara de rectificación de rumbo, vamos a un desastre todavía mayor, este resultado electoral es el preludio de todo lo que puede ocurrir”, reflexionó.
Decir que la denominada guerra económica derrotó electoralmente a los bolivarianos, en su criterio, es echarle la culpa al otro: “Nosotros tenemos culpa de lo que pasó, y tenemos que asumir esa responsabilidad, y esa responsabilidad implica tomar una serie de decisiones”. Indicó que como “el desastre tiene que ver con la economía”, todos los altos funcionarios deben poner sus cargos a la orden y se debe proceder a una “reestructuración total del Estado venezolano”.
Jorge Giordani

SOCIEDAD COLAPSADA

Por su parte, Giordani manifestó que la gravedad de la situación obliga a actuar con carácter de urgencia: “No se puede desaprovechar este mes de diciembre, hay que tomar medidas económicas”, sentenció. Refiriéndose a los resultados electorales, mencionó que el pueblo ya había hablado y que se tenía que hacer algo “antes de que surja un Pinochet a nombre de Bolívar”.
Asegura que ante el colapso del rentismo capitalismo rentístico venezolano, distinguidos estudiosos han dicho ya que nuestra sociedad está colapsada. “Si el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano fuesen 400 mil millones de dólares, la renta que nadie produce, pero que todos creemos que es nuestra, es un 15%. Estamos hablando de 45 mil millones de dólares al año, porque ese es un medio de producción no producido, una renta que se escapa”, fustigó.
Uno de los méritos del comandante Chávez, resaltó, fue haber distribuido esa renta. De ahí que dos tercios de la misma fueran al sector de los trabajadores, pero lo lamentable, esgrime Giordani, es que “el otro tercio se fue por todos los caminos, porque el capital no tiene fronteras”. Indicó que la crisis de hegemonía se reavivó durante la enfermedad de Chávez y ahora ronda al país: “Esa crisis de hegemonía junto con el colapso del capitalismo rentístico y la crisis estructural de la lógica del metabolismo del capital están vivitas y coleando en Venezuela”.
De acuerdo con el exministro de Planificación y Finanzas, el comandante Chávez dio los lineamientos para enfrentar la situación, “porque él fue un estratega”, pero piensa que “entre la agudización de la crisis y su enfermedad, se perdieron el Golpe de Timón y el Plan de la Patria”.
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T/ Héctor Escalante
F/ José Miguel Meneses, Archivo CO y cortesía Víctor Álvarez
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