Hace cuatro años el pueblo le entregó el legado de Chávez a Maduro

Sonaron los cohetes, los tambores, las motos, la euforia sostenida de la militancia revolucionaria, la que juró lealtad a Chávez y no lo traicionó. Más de 7,5 millones de hombres y mujeres de la "patria querida" que con tanto orgullo cantó en su último discurso el comandante.

Eran las 11:53 de la noche del 14 de abril de 2013 cuando una multitud que abarrotó los alrededores del Palacio de Miraflores, sede del gobierno en Caracas, comenzó a cantar el Himno Nacional acompañado por la voz del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez.

Ese día, el pueblo revolucionario había obtenido una nueva victoria electoral. La mayoría de los venezolanos logró con su voto dar continuidad al legado de Chávez y cumplir con su mandato: que fuera Nicolás Maduro el que siguiera a cargo del proyecto histórico iniciado en 1999 para la construcción de la justicia social.

Minutos antes, Jorge Rodríguez, entonces jefe del Comando de Campaña Hugo Chávez, terminaba sonriente una rueda de prensa desde el Teatro Principal, en plena plaza Bolívar de la capital. Sus últimas palabras fueron: "Después de aquí el pueblo va a Miraflores".

Los cohetes comenzaron a sonar a la altura de Puente Llaguno, lugar que 11 años antes había sido testigo de detonaciones de francotiradores y de la Policía Metropolitana cuando este cuerpo represor trabajaba para sectores de la oligarquía que orquestaron el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

En las calles el pueblo celebraba aunque aún no se emitían los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE). Los que estaban convencidos de la victoria patriota se agrupaban y bailaban al repicar de los tambores: "Ololé, ololé, aquí estamos con Maduro".

La alegría también se sentía en Miraflores. Los militares que residen en el Palacio comenzaban a salir para hacer sus labores de seguridad. Esta vez, mientras se transportaban en motos, regalaban un detalle en sus gestos: la mano izquierda alzada en señal de victoria y una sonrisa llena de orgullo y satisfacción.

La expectativa tenía a todos alertas y en espera de la cadena de radio y televisión del Poder Electoral. Llega el momento, todo se silencia. En pantalla se ve a la directiva del CNE camino a la rueda de prensa, y en breve, la presidenta del órgano comicial, Tibisay Lucena, se dirige al país para dar resultados irreversibles: el triunfo número 17 de la Revolución Bolivariana.

Los fuegos artificiales retumbaban en el cielo caraqueño, el pueblo eufórico gritaba al unísono "No volverán" y Nicolás Maduro subía a la tarima para hablar con su pueblo.

"Muchas gracias a este pueblo generoso, hermoso, consciente, luchador, que no se dejó confundir (...) Obtuvimos la victoria en las elecciones más difíciles celebradas en estos 14 años (...) Voy a cuidar esta casa para que siga siendo la casa del pueblo", fueron parte de las primeras palabras que expresó Maduro en agradecimiento al pueblo chavista que le juró lealtad a Chávez, le cumplió y legó su confianza en él.