Allende inició el camino pacífico al Socialismo en América Latina

“Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición” (Fragmentos del último discurso de Salvador Allende. 11de septiembre de 1973)
El 11 de septiembre de 1973 fue derrocado en Chile por un golpe militar el Gobierno Socialista de Salvador, quien entregó la vida resistiendo desde el presidencial Palacio de la Moneda en la capital, Santiago.

IDEAS SOCIALISTAS

Desde finales del siglo diecinueve en Chile, como en el resto de la América Latina, a la par que se instalaban las casas comerciales y una incipiente estructura industrial patrocinadas por capitales estadounidenses, los que iniciaban en la región el desplazamiento del imperialismo británico, se había afirmado una estructura social de rasgos oligárquicos, con sus dos alas: los grandes propietarios de la tierra y el sector del comercio importador. En este contexto surgen núcleos intelectuales y universitarios que debaten las ideas en boga en Europa.
Con antecedentes en la Sociedad de la Igualdad fundada en 1850 por Santiago Arcos y Francisco Bilbao en la capital chilena, las tendencias socialistas se mantuvieron en la nación austral al paso de uno a otro siglo. Aquellas corrientes pioneras recogían elementos de un socialismo incipiente mezclado con liberalismo radical, masonería e ideas y anarquistas, tomarían forma organizativa en núcleos de Hace 42 años ofrendó su vida en el Palacio de la Moneda
Pequeños núcleos como Nueva Acción Pública, el Partido Socialista Marxista y Acción Revolucionaria Socialista se congregran para fundar en 1933 el Partido Socialista (PS). Salvador Allende, por entonces de 21 años y dirigente estudianti, organizará el PS en Valparaiso,
Desde entonces dejará notar rasgos de su personalidad que le distinguirán y le posibilitarán ser candidato a la Primera Magistratura chilena -asumiéndola entre 1969, ejerciéndola hasta 1973, día de su derrocamiento y muerte-. Tales rasgos serán: humanismo, generosidad y amplitud al lado de una indiscutible valentía personal. Allende tenía muy claro que Chile y América Latina requerían modelos políticos que abriesen compuertas a la inclusión y justicia social. Y, , confiando en la larga tradición de institucionalidad de los militares australes, era un convencido de que en Chile no habría un Golpe de Estado por parte del Ejército contra ningún gobierno constitucionalmente electo.

GUERRA FRÍA Y VÍA PACÍFICA

Para finales de la década de sesenta del siglo XX y comienzos de los años setenta, el enfrentamiento entre el bloque socialista conformado por la Unión Soviética, China y Europa Oriental por una parte, y por la otra EEUU y sus aliados de la OTAN, encontraba su punto culminante en la Guerra de Viet Nam. Los gobiernos de EEUU, expresión de los intereses del del complejo militar e industrial de aquella potencia, asumieron como cuestión de honor evitar el triunfo del modelo socialista en ninguna otra parte del mundo. Así, cuando en 1970 triunfan en Chile la Unidad Popular y su abanderado socialista Salvador Allende, el Departamento de Estado de EEUU y la CIA, orquestan con editores, empresarios y políticos de derecha, una feroz campaña de descrédito y desinformación, acompañada de, desabastecimiento y atentados en Chile. Y mediante el complot fraguado en Washington DC logran cooptar al Alto Mando castrense, encabezado por el Jefe del Ejército Augusto Pinochet -en quien Allende había confiado a plenitud hasta el último momento- se le depone y se le lleva ala muerte el 11 de septiembre de 1973, instalándose la más atroz dictadura conocida hasta entonces en Suramérica.

LA VÍA PACÍFICA

La experiencia chilena del socialismo, hizo evidente dos lecciones: en primer lugar, la necesidad de que en América Latina, si bien la vía institucional y representativa es válida para dar comienzo a un proceso revolucionarios con apoyo de las mayorías, resulta insoslayable el respeto a la voluntad democrática de componentes fundamentales de la fuerza armada del país, voluntad que se expresa en las periódicas consultas a dichos procesos convocan en el marco de la constitucionalidad. Y de la otra, el hecho de que la vía pacífica para impulsar cambios radicales, debe estar en permanente alerta frente a las acechanzas de los poderes imperiales y la derecha local, que continuamente pretenden la desestabilización y derrrocar todo gobierno popular, nacionalista y antiimperialista.
En tal sentido, vale la pena acotar que la actual experiencia contenida en la Revolución Bolivariana, sustentada en en profundo aliento cívico-militar, confirma el camino que visualizó Salvador Allende, antes de que fuesen liquidados los prestigiosos generales René Schnider y Carlos Prats, auténticos puntales del orden constitucional y la voluntad popular en el Chile que conoció la primera experiencia pacífica de socialismo de este continente.

“CHILE INICIA SU MARCHA HACIA EL SOCIALISMO”

“Sin precedentes en el mundo, Chile acaba de dar una prueba extraordinaria de desarrollo político, haciendo posible que un movimiento anticapitalista asuma el poder por el libre ejercicio de los derechos ciudadanos (…) como socialistas que somos, tenemos muy presentes cuáles son las fuerzas y los agentes del cambio histórico( …) para decirlo en los términos textuales de Engels: “Puede concebirse la evolución pacífica de la vieja sociedad hacia la nueva, en los países donde la representación popular concentra en ella todo el poder, donde de acuerdo con la Constitución se puede hacer lo que se desee, desde el momento en que se tiene tras de sí a la mayoría de la nación (…) Chile inicia su marcha hacia el socialismo (…) Y este hecho, con toda su grandeza, condiciona la vía que seguirá este gobierno en su obra transformadora.
La voluntad popular nos legitima en nuestra tarea. Mi gobierno responderá a esta confianza (…) Pero en estos sesenta días decisivos que acabamos de vivir, chile y el mundo entero han sido testigos, en forma inequívoca, de los intentos confesados para conculcar fraudulentamente el espíritu de nuestra constitución; para burlar la voluntad del pueblo; para atentar contra la economía del país, y sobre todo, en actos cobardes de desesperación, para provocar un choque sangriento, violento, entre nuestros conciudadanos” [Salvador Allende. Discurso en el Estadio Nacional de Chile, 5 de noviembre de 1970]

“MI RECUERDO SERÁ EL DE UN HOMBRE DIGNO QUE FUE LEAL CON LA PATRIA”

7:55 A.M. Radio Corporación
Habla el presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legítimamente constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.
En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.
En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por voluntad del pueblo. Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la Patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero presidente de la República.
(…)
9:10 A.M.
Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
*Fragmentos del último discurso de Salvador Allende. 11de septiembre de 1973

T/ Néstor Rivero
F/ Cortesía
Caracas
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